Fabada Asturiana

Directamente traída de territorios astures aquí teneis una receta más de estas en las que lo fundamental es contar con unos buenos ingredientes y cocinarla con cariño. El resto se hace sólo. Eso si, sin olvidar que para disfrutarla plenamente es casi imprescindible contar con el tiempo necesario para una buena siesta posterior.

  • 500 grs. de fabes
  • 100 grs. de lacón
  • 100 grs. de tocino
  • 1 chorizo asturiano
  • 1 morcilla asturiana
  • cuatro dientes de ajo
  • 1 cebolla
  • perejil
  • aceite de oliva
  • azafrán
  • sal

Las fabes se echan en remojo en abundante agua bien fría unas diez o doce horas antes de cocinarlas. Luego se escurren y se echan a la olla donde vamos a cocinarlas junto con el compango (como se llama tradicionalmente a los cárnicos de este guiso), la cebolla cortada en un par de trozos, el ajo bien picado, el perejil, y un buen chorro de aceite. Se cubre todo de agua y cuando rompe a hervir se baja el fuego al mínimo. A media cocción (una hora u hora y media) se sazona y se añade el azafrán. El tiempo total rondará las tres horas pero es dificil de precisar con exactitud. Hay que probar de vez en cuando las fabes y cuando estén a nuestro gusto y se deshagan en la boca es el momento de retirarlas del fuego. Como casi todos los guisos está mucho mejor bien reposado antes de servirlo o incluso de un día para otro.

Un par de notas sobre esta receta. He suavizado las cantidades de «grasa» para hacerla más acorde a nuestras cada vez más europeizadas costumbres. He visto algunas recetas tradicionales en las que las cantidades de chorizo, lacon, morcilla y tocino se multiplicaban por tres (¡o más!) frente a las que aquí he puesto. Ni que decir tiene que hoy en día no nos encontraremos algo así salvo en casa de nuestra abuela y os puedo asegurar que si son de calidad con estas cantidades tendreis el suficiente sabor para disfrutar de un guiso muy sabroso sin sentir tantos remordimientos después de comerlo.

La fabada asturiana es, a pesar del mito, prácticamente idéntica a otras muchas recetas con judias o judiones que se hacen también de forma tradicional en el resto de nuestra geografía con variantes mínimas. Podemos sustituir, por ejemplo, las fabes por unos buenos judiones del Barco de Ávila, el chorizo y la morcilla asturianos por sus equivalentes ibéricos, el lacón por un buen hueso de jamón, el azafrán por pimentón, podemos añadir un tomate cortado a cuatro trozos, algo de pimiento verde, sustituir el ajo picado por una cabeza de ajo y con alguna de estas pequeñas variantes tendremos un «guisote» igualmente sabroso y que rapidamente identificaremos como el que hacía esa tía nuestra tan manchega.

10 comentarios

  1. Hola. He leido la receta y los comentarios y he de decir que entiendo lo que quieres decir con las variantes, pero vamos, que un quiso es un guiso y da igual hacer fabada que garbanzos: todo a la pota y a cocer.
    Con lo que no estoy de acuerdo es con la receta; soy asturiana, he comido fabada en muchisimos restaurantes, chigres y casas particulares y, aunque en algunos sitios le echan una puntita de cebolla… jamas en la vida la he visto con ajo y perejil.
    Un saludo y me gusta tu blog.

  2. Lo siento pero no estoy para nada de acuerdo ni con la variante que ofreces en cuanto a los ingredientes ni con que salga similar.El embutido asturiano es el que aporta ese sabor característico y por supuesto….aunque en España podemos disfrutar de alubias maravillosas…para una fabada es necesario las fabes cultivadas aquí que son únicas.Gracias por la atención

  3. Recibe mi felicitación por esta receta tan sabrosa..¡¡
    Me creo que, como bien dice Jose María, la fabada tradicional es solo una, pero admite bastantes variantes que pueden estar igual de sabrosas….
    Lo mismo ocurre con la paella, que puede salir rica en numerosas variantes. En realidad, en cada casa se elabora una fabada distinta (o una paella) a gusto del ama de casa que, no siendo puramente «la oficial», puede tener un sabor magnífico. Pero lo bueno es lo bueno.. es decir, lo que está contrastado y validado por el tiempo..

  4. Perfecto. Creo es una formula muy equilibrada y sabrosa, en su consecución, para aquellos amantes de la fabada y de sus consecuencias. Los «sufridores» del colesterol agradecerán esta merma en la preparación pero intocable en su degustación.

  5. Uy, uy, que parece que he tocado alguna oculta vena nacionalista… 😉
    Tienes toda la razón: el sabor de la fabada asturiana es único pero yo no he dicho que no lo sea. He dicho que el plato se prepara de forma similar en muchos otros sitios con muy ligeras variantes. El sabor característico de la fabada asturiana se lo da el compango y la textura las propias fabes en si, pero no me negarás que unos judiones de Ávila con buenos ibéricos y un hueso de la pata negra de las pasadas navidades tienen también su chiste y la preparación, que es a lo que me refería, es casi idéntica.

  6. ?se es mi Josemaria!!!! Haciendo patria

    Aunque en ese último párrafo no estoy nada de acuerdo contigo. La fabada asturiana tiene un sabor especial y si se come en un chiqre de cualquier pueblín asturianu la experiencia es única e inolvidable
    😀

    Cuando quieras te lo demuestro delante de una, malandrín!

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