Ayer 11 de noviembre fue el día de San Martín de Tours y en mi casa hubo matanza. Eso si, una matanza un poco diferente a la convencional. Desde hace ya tiempo acostumbramos a comprar a principios de año una hucha de las de barro con forma de cerdito de toda la vida y acordamos una forma de recaudar impuestos que varía para cada año: apuestas mensuales, «sisar» el dinero que dejamos olvidado por ahí, un pequeño impuesto por levantarse el último de la cama (esa parece que será la forma convenida durante el año que viene…). El día de San Martín «matamos» al cochino y usamos el dinero recaudado durante todo el año para comprar un jamón y, si llega, otras chacinas ibéricas de cara a las navidades.
Se trata de un tipo de matanza más «light» y acorde a los tiempos que nos ha tocado vivir pero casi igual de gratificante. Ayer el cochino casi no chilló 🙂