A partir de ahora el día de los derechos humanos yo celebraré también la muerte de este siniestro militar que, apoyado y bendecido por el imperio, derrocó al gobierno legítimo de su país, torturó, asesinó e hizo desaparecer a miles de sus compatriotas, empujó al exilio a cientos de miles de chilenos, participó activamente junto con otros «reyezuelos» militares en la llamada Operación Condor mediante la cual, y de nuevo con el apoyo estadounidense, se pretendió realizar una «limpieza ideológica» en toda latinoamérica, defraudó y robó para enriquecerse él y a su familia y al final de sus días tuvo que recurrir a vergonzantes triquiñuelas como fingirse enfermo o incapaz para evitar a la justicia. Todo un ejemplo de como debe de ser una vida infame y miserable.
Que no descanse en paz.