Esta mañana le he vuelto a dedicar a la lectura ventitantos minutos extras gracias a nuestra «queridísima» Esperanza Aguirre. La gente es que no lo entiende: lo de espaciar cada cinco minutos los trenes de metro en hora punta es una hábil maniobra de nuestra inteligente presidenta para que los dejemos pasar mientras que prolongamos esos minutos de lectura matinal. Ya sólo falta que llegue a un acuerdo con Ansón o con Pedro J. para que nos regalen sus panfletos en los andenes y así, además de leer más, leeremos lo que a ella le interesa que leamos…