«Jesús no tuvo cuidados paliativos pero su muerte fue absolutamente digna, porque la miró cara a cara, con confianza, porque la aceptó con amor, porque la vivió descansando en los brazos del Padre Celestial»
Fernando Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona quien, ya puestos, podría haber añadido que la Virgen María también parió sin epidural a ver si así las feligresas se dejan de bobadas y paren como Dios manda: con dolor. Y con dignidad, claro.