Lo primero que he de decir es que, en contra de lo que pensaba, me lo pasé muy bien. Me dediqué a «pinchar» durante todo el día a los interventores de PSOE y PP, ambos muy majos pero con muy poca sangre en las venas, así que apenas entraron al trapo. La chica del PP sólo llegó a mostrarse un poco molesta conmigo cuando sugerí que un señor llamado Sacristán Torquemada era un voto seguro para ellos ¿Es que no escucha a sus dirigentes o qué? También jugué, ahora en serio, a tratar de adivinar el voto de algunos electores por su aspecto cosa que dejó de ser interesante durante la avalancha de abuelos que se acercó a la mesa a la hora de salir de misa… Por cierto: hubo mucho marido que traía la papeleta de su esposa en la mano y algún hijo o hija que traía la de su anciana madre, pero ningún padre que trajese la de su hijo o hija. Vamos avanzando, pues.
Lo segundo a destacar: el «poderío» de los grandes partidos y el trato a sus interventores. Los del PSOE recibieron desayuno y almuerzo con medias lunas de jamon serrano y croissant lo primero y bocatas de tortilla y de jamon lo segundo. Los del PP sólo almuerzo (no estuve tan pendiente, pero había bocata de chorizo y, a juzgar por el aroma, de ibérico del bueno). Había un interventor de cada uno de estos partidos por mesa y un apoderado que los sustituía a ratos para que descansaran. UPyD tenía a dos personas para todo el colegio y no sé lo que comieron porque no se acercaron a la mesa más que para entregar su acreditación al principio y para verificar los votos al final. IU tenía un único interventor para todo el colegio que se lo curró haciendo rondas por todas las mesas y no recibió comida en ningún momento.
La tercera anécdota curiosa fue protagonizada por la tremenda descoordinación entre autoridades nacionales y locales. Os cuento. En un momento dado de la votación la policía municipal nos entregó una nota con normas de última hora que, minutos más tarde, nos volvió a entregar la policía nacional para, otros minutos después, volver a entregarnos por tercera vez la policía local pero para que se la devolviéramos firmada por la presidenta de la mesa. El sello donde había que firmar era del propio colegio y no oficial porque había un campo donde se pedía el parentesco. «¿Parentesco con quién?» preguntó casi asustada la presidenta. Para colmo, en una cuarta ronda volvió a pasar la policía nacional con la orden, ahora, de retirar la nota que nos había entregado antes. Yo alucinaba. Si la descoordinación entre fuerzas de seguridad es así en todo no me extraña nada que se les escapen continuamente «los malos».
Por último, el recuento de votos transcurrió sin incidentes de ningún tipo. Hubo algo más del 60% de participación y el PP se llevó poco más del 50% de los votos. El PSOE arañó con dificultad un 33%, IU 29 votos y UPyD 21 (un 8% y un 6% respectivamente). Hubo tres votos en blanco, dos a los verdes (uno a cada agrupación de verdes) y aproximadamente una docena más de despistados que votaron a JUMP+, AES, PH, II, etc. El único voto nulo fue debido a que alguien, además de su papeleta, introdujo en el sobre el recibo de la luz. No se si fue un despiste o con ello quería indicar lo mucho que le cuesta pagarla. En cualquier caso espero que la junta electoral se lo devuelva.