No recuerdo (y tal vez no haya precedentes) la última vez que un servicio de Internet ha creado en torno suyo un ecosistema tan diverso de aplicaciones y servicios como está ocurriendo con Twitter. Existen clientes para todos los gustos y plataformas, utilidades, juegos, chorradas de todo tipo… Tal vez el repositorio más completo sea el de oneforty pero basta con que hagas una sencilla búsqueda en google para encontrarte con miles de listas de supuestas «imprescindibles».
Pero que el uso de twitter corre también el riesgo de convertirse en un verdadero coñazo es algo más que evidente. Por un lado empiezan a proliferar bots y herramientas que permiten la automatización de seguimientos y respuestas automáticas (twittermass, twollow, assetize, socialtoo, hummingbird2…) haciendo un uso «legítimo» del sistema. En segundo lugar, la seguridad no ha sido nunca una de las prioridades de este servicio (¿podríamos relacionar de forma directa el éxito de algo en este mundillo con su escaso interés por la seguridad?) y ya no es raro recibir algún mensaje de spam procedente, incluso, de la cuenta de algún conocido real y a través de mensajes directos a través de los múltiples agujeros que se le encuentran de forma periódica. En tercer lugar, pero no menos importante, contamos con la práctica común de tantos y tantos «amigos», conocidos y otro tipo de contactos que por diversas razones queremos mantener en nuestra listas pero que no siempre atinan (atinamos) con, digamos, una adecuada frecuencia (e interés) en la actualización de sus estados.
Desgraciadamente al otro lado, el que nos permitiría controlar de alguna forma esta actividad, sigue habiendo pocas cosas interesantes. Pero haberlas, haylas. Una de ellas nos la proporciona Twitstat, un sencillo cliente para móviles que dispone de una utilidad que permite identificar a los bots que nos siguen en función de sus hábitos y suscripciones. Para usarlo no necesitas crear una cuenta adicional y puedes hacer login con tu identificador y contraseña de twitter. En este mismo sentido contamos con twittfilter que hace una valoración individual de nuestros contactos y, mucho más práctico para los que cuentan con cientos de seguidores, tweetblocker que los ordena en cinco categorías (A, B, C, D y F ¿qué diablos les ocurre con la letra E?) en función de las probabilidades de que sean bots o spammers y bloquearlos a todos con unos pocos golpes de ratón.
En otro segmento tenemos a muuter una utilidad que nos permite «silenciar» a un contacto durante un determinado periodo de tiempo (todos nos ponemos pesaditos con algún tema de vez en cuando ¿verdad?) o filtrar todos los twitts que recibimos en función de determinadas palabras clave. Esta segunda funcionalidad está aún en fase beta y no funciona del todo correctamente, pero promete. Lo realmente bonito de muuter es que se trata de un filtro totalmente independiente y que nos va a permitir seguir usando nuestros clientes favoritos y poder disfrutar de estos filtros. Por cierto: que no se me enfade nadie que el pantallazo de aquí abajo es puramente experimental 🙂
Pero en este terreno, si hay una utilidad que brilla con luz propia es Filltr, un cliente web (prometen un futuro cliente de escritorio) que a través de una inteligente combinación de prioridades directamente aplicadas a los usuarios y filtros aplicados en base a listas blancas y listas negras te permite personalizar de forma perfecta que es lo que quieres ver (y de quién) en tu timeline de twitter.
Imagino que tendremos que ver muchas más cosas en este campo en los próximos tiempos (Stoptweet, por ejemplo, es un servicio que aún no he podido probar por estar en fase beta bajo invitación). El planteamiento del servicio es, en cualquier caso, tan frágil e inseguro que mucho me temo que en el futuro se convertirá en algo similar al correo electrónico: lo usaremos por sus ventajas a pesar de sus incontables (e irresolubles) inconvenientes…