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Cine en diciembre’09




Como veis, muchos clásicos este mes y un sólo estreno: Celda 211 (2009), una película que, como otras en los últimos años, rompe con lo que encontramos habitualmente en el cine español y presenta un producto que casi parece traído de Hollywood. El clima creciente de tensión durante toda la película está muy bien logrado y Luis Tosar y Carlos Bardem se meten tan bien en sus personajes que a mi me daría pánico encontrármelos mañana en un callejón poco iluminado. Lo peor, a mi juicio, lo poco creíble que resulta la transformación de Juan (Alberto Ammann). Los girasoles ciegos (2008) ha sido, aparte de la anterior, lo único español que he visto durante el mes y, muy a pesar de sus actores, es bastante floja. No está mal para pasar un rato pero es perfectamente prescindible.

¡Olvídate de mi! (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2007) y La última noche (25th hour, 2002) son dos películas que no vi en su momento y que he disfrutado una barbaridad. Sobre todo la primera que es una verdadera obra maestra y que, debido a mis prejuicios contra el señor Carrey y sus detestables gestitos me he negado a ver hasta el momento. Craso error.

Lo peor del mes ha sido Paycheck (2003), uno de esos bodrios infumables a los que Ben Affleck ( nominado este año como peor actor de la década en los premios Razzie) nos tiene tan acostumbrados y Tykho Moon (1996), la segunda película como director de mi admirado dibujante de cómics Enki Bilal. La película deja patentes exactamente las mismas obsesiones que Bilal plasma en las historias que tan bien dibuja, pero está tan mal resuelta en la pantalla y el ritmo es tan irregular que, al menos a mi, me queda claro que para él existe un abismo insalvable entre ambos medios. Zapatero a tus zapatos, vaya.

Revolutionary road (2008) se deja ver pero me esperaba más. Love Actually (2003), sin embargo, es tal y como me la imaginaba: simplona, falsa y demasiado empalagosa para mis gustos.

En cuanto a los clásicos, Charlie Chaplin no ha sido capaz de arrancarme jamás ni media sonrisa, pero tengo claro que es problema mío y viendo algunas escenas de La quimera del oro (1927) no cabe más que reconocer su maestría. Cantando bajo la lluvia (1952), sin embargo, es una película que siempre consigue cambiarme el estado de ánimo. «Make ‘Em Laugh», «Good Morning» o el número que le da nombre a la película están ya tan metidos dentro de nuestra cabeza que es imposible dejar de tararearlas y mover los pies apenas después de escuchar las primeras notas. Y que decir de Lo que el viento se llevó (1939)… Posiblemente Scarlett sea uno de los primeros precedentes de esos personajes odiosos y detestables pero que, sin razón aparente, nos cautivan y nos hacen tenerles simpatía.

De entre los muertos (Vertigo, 1958) y La ventana indiscreta (1954) cierran la lista del mes. Los personajes de muchas de las películas de Hitchcock resultan ahora en exceso inocentes pero, aún así, siempre merecerá la pena volver a verlas.

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