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¿Un 5% nuestro o un 2% de todos?

Un 5% de mi sueldo son unos 80?¬ todos los meses y los doy gustoso si sirven para algo. Hay meses en que me gasto más de esa cantidad en donaciones a ONG’s y en contribuciones a proyectos de software libre que me interesan. Si estimamos que el IPC de este año rondará el 4%, la congelación de salarios del año que viene me hará perder unos 200â?¬ mensuales. Eso ya duele un poco más, pero creo que también puedo asumirlo si redunda en que el estado pueda seguir manteniendo nuestro sistema de protección y bienestar. Pero que yo esté dispuesto a realizar este esfuerzo no quita que la medida del gobierno me parezca injusta, facilona y oportunista. ¿Por qué hemos de ser sólo los funcionarios los que lo hagamos?

Irene Lozano y Santos Juliá dan con una de las claves en sus respectivos artículos. Lamentablemente hay mucha gente (demasiada, por desgracia) que tiene la idea de que un funcionario es alguien que una vez aprobada las oposiciones se dedica a largas sesiones de varias horas de desayuno, a leer el periódico o jugar por internet en horario laboral y a buscar formas de engañar a la máquina de fichar para irse a casa lo antes posible. El imaginario popular está lleno de chistes que lo constantan así. O sea que profesores y maestros, médicos y demás personal sanitario, conductores de transportes públicos, empleados de limpieza, fuerzas de seguridad, etc. somos todos una pandilla de vagos redomados que nos dedicamos a vivir del cuento… No tiene mucho sentido, pero forma parte de esa idea que tratan de calzarnos aquellos que, como nuestro amigo Díaz Ferrán piensan que la mejor empresa pública es la que no existe. Que se lo pregunten a sus ex-empleados…

La segunda clave también la tengo clara: se tenga o no simpatía por el sector público, si el hecho de que les toquen a ellos el salario evita que me lo toquen a mí pues oye, estupendo que ya nos van a subir el IVA este verano ¿verdad? Y, por supuesto, para el gobierno es mucho más fácil «enfrentarse» a un colectivo reducido que a la totalidad de la población. El próximo 2 de junio tendrán una huelga del sector público que no es lo mismo que una huelga general. Además, como somos todos una pandilla de gandules lo mismo ni se nota que no vamos al trabajo.

La tercera clave, creo, es un poco menos evidente pero también está al alcance de la vista de cualquiera: si hay una medida detrás de la cual nadie podrá acusar al gobierno de que se pierda ni un sólo puesto de trabajo más es esta. Y no está la cosa como para arriesgarse con cuatro millones y pico de desempleados…

Conste en actas que, además, estoy a favor de las medidas que este gobierno ha aplicado hasta la fecha para ampliar aunque sea de forma mínima las coberturas por desempleo y que si incrementar la recaudación es la forma más factible para mantenerlas, yo estoy dispuesto a poner mi parte. Pero no me gusta en absoluto hacerlo a través de una medida tan parcial y arbitraria como esta. Creo en el sistema de impuestos directos y considero que la medida más justa hubiera sido un incremento para todos en la recaudación a través del IRPF. Un incremento, además, proporcional a los ingresos de forma que los que dispongan de rentas bajas no se vean afectados en absoluto y, el resto, contribuyamos en función de la cuantía de nuestro sueldo. Hubiera sido mucho más justo que todos lo que tenemos empleo pusiéramos, pongamos, un 2% de media que seamos los funcionarios los que carguemos con ese 5%. También creo que estas medidas deberían de haber ido acompañadas de otras que, aunque fuesen más significativas que recaudatorias, nos ayudaran a sentir que no hay colectivos intocables. Me parece muy bien la reducción del 15% en los sueldos de los políticos, pero hubiera estado mucho mejor acompañada de una reducción en los presupuestos de la Casa Real, en las asignaciones a la Iglesia Católica (los salarios de los sacerdotes), en las subvenciones a los sindicatos y a los partidos políticos, etc.

Una medida cobarde, en definitiva, para un gobierno que ha tenido muy pocos destellos de valentía en el plano económico a la hora de afrontar esta crisis.

ACTUALIZACI�N: Leyendo este artículo de La información me queda claro otro motivo por el cual el ejecutivo ha decidido estas medidas: la inmediatez. La reducción de salario a los funcionarios será efectiva desde el mismo mes de junio y les permitirá tener ingresos extras de forma inmediata mientras que cualquier modificación en el IRPF no sería efectiva hasta 2012. O sea que a lo ya dicho añadimos falta de previsión e improvisación. Una lástima.

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