Arráncame la vida (2008) y La decisión de Anne. (My sister’s keeper, 2009) han sido, cada uno en su estilo, los dos grandes dramones de este mes. El primero es una historia de intrigas políticas engarzadas en un culebrón sudamericano y bellamente ambientada en el méxico de los años 40. El segundo es un «estrenos tv» en toda regla protagonizado, ahí es nada, por una adolescente que sufre una grave enfermedad degenerativa y por su hermana, seleccionada genéticamente para intentar salvarle la vida. Muy recomendables ambos para llorar con motivos, que suele decirse.
He vuelto a ver Stardust. (2007) y me ha gustado tanto como la primera vez. No llega a la altura de La princesa prometida, no, pero también es una bonita historia fantástica que rompe los moldes de alguno de los personajes tópicos del género.
Un tipo serio (2009) no es lo mejor que les he visto a los hermanos Cohen, pero es una divertida historia de humor negro a la que merece la pena dedicarle 106 minutos que dura. Los chicos de Scottsboro (Heavens Fall, 2009) es una de esas historias basada en hechos reales, con juicio, abogados carismáticos, jurados populares y un caso de duro racismo entre medias. Por cierto, no se si os pasa lo mismo pero a mi me encantan este tipo de películas a pesar de que la de los abogados es una de las castas que más antipatía me provocan. Salvo excepciones, Paloma, guapetona 🙂
En Amerrika (Amreeka, 2009) se nos cuenta la historia de una palestina y de su hijo que, tras conseguir un visado para EE.UU. en uno de esos famosos sorteos anuales, se dan de bruces con el american way of life, ese. Respira pro-americanismo por todos los poros, pero tiene algún que otro buen momento.
Y Capitalismo, una historia de amor (2009) es de nuevo el señor Moore haciendo lo de siempre, pero sin que luzca ya ni tan original, ni tan divertido… Me empieza a cansar un poquito, la verdad.
Por último, Daybreakers (2009) que se lleva el premio al gran tostón del mes. No recuerdo a quién le escuché decir que era una buena historia de vampiros pero si le pongo cara que sepa que no le vuelvo a hacer caso en la vida. Advertido queda.