«El problema no ha sido la crisis mundial, sino la gestión de esa crisis, en la que el Gobierno ha pasado por tres etapas: negarla, intentar espantarla con medidas periféricas y, por último, asumir un plan de ajuste impuesto desde fuera, que repartía los sacrificios de manera desigual e injusta entre la sociedad española.»
Y, si tienes cinco minutos más, leete también «Hora de despertar» de Antonio Muñoz Molina que tiene cosas como esta:
«España vivía en un estado de irrealidad parcial, incluso de delirio, sobre todo en la esfera pública, pero no solo en ella. Un delirio inducido por la clase política, alimentado por los medios, consentido por la ciudadanía, que aceptaba sin mucha dificultad la irrelevancia a cambio del halago, casi siempre de tipo identitario o festivo, o una mezcla de los dos.»