El viernes pasado, no obstante, fui a una representación de esas que no cumplen ninguna de estas premisas: Odio a Hamlet. La obra se representa en La Guindalera, una sala pequeñita con aforo para apenas 50 personas tan cercanas a la actuación que casi te parece estar dentro del escenario. Los actores son maravillosamente buenos y la obra me resultó muy cercana y divertida. Para rematar, al final de la representación te invitan a tomar un licor de guindas junto con los actores.
Y por si fuera poco el precio es casi de cine. Las entradas valen 15,00?¬ pero se pueden conseguir en Atrápalo por sólo 10,00â?¬. Animaos que seguro que os gustará.