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Cacerola de cordero con ciruelas y piñones

La mayor parte de las cazuelas de carne con frutas que se preparan tradicionalmente en nuestro país provienen de las cocinas orientales (en particular de la antigua persia) y fueron introducidas en España a través de la antigua Al-Andalus, ese crisol de civilizaciones que llevó a Córdoba a convertirse en una de las ciudades más modernas y civilizadas entre el Atlántico y Asia Central y donde florecieron espectacularmente la ciencia, la filosofía, la poesía… y la cocina. La cazuela que os voy a presentar hoy (y que hace unas horas que acabamos de disfrutar y aún estamos reposando) está extraida y muy ligeramente adaptada de una receta del libro Nueva-clásica cocina Andalusí de Benavides Barajas. Se trata de un plato exquisito, fácil de preparar y que se conserva muy bien de un día para otro (yo, de hecho, la guisé ayer tarde para disfrutar de la mañana del domingo). Espero que os guste.

Las ciruelas se colocan en agua templada durante dos horas (aproximadamente una hora antes de empezar a guisar porque tardaremos una hora más en necesitarlas). Se corta la cebolla en rodajas finas y se sofrie ligeramente. Antes de que se poche echamos el cordero y lo sofreimos todo junto hasta que está doradito y ha perdido casi todo el agua que ha soltado. En este punto añadimos una cucharadita de canela, el zumo de medio limón y lo cubrimos todo con agua caliente (aprox. medio litro) para que rompa a hervir inmediatamente. Tapamos la cazuela, bajamos el fuego y lo dejamos guisar durante unos 40 minutos.

Pasado este tiempo escurrimos las ciruelas las incorporamos a la cazuela y volvemos a tapar el guiso durante otros 30 minutos. Vigilar de vez en cuando que no se seque completamente ni se pegue dando unas vueltas pero con cuidado de no destrozar las ciruelas que son muy frágiles pues estarán blandas después de las dos horas en remojo. Pasado este tiempo apagamos el fuego y dejamos reposar. En el momento de servir se tuestan los piñones con un poco de aceite y se espolvorean directamente sobre cada plato.

Aunque los antiguos cocineros de este guiso no estarían muy de acuerdo conmigo en este punto, se disfruta mucho mejor acompañado de una buena botella de tinto. Nosotros hemos aprovechado también para probar el Viña Sabuco, un tinto madurado cuatro meses en las barricas de Palomar Sánchez, una de esas jovenes bodegas que están haciéndonos redescubrir los vinos de Castilla-La Mancha.

DISCLAIMER: La gente de la bodega Palomar Sánchez es amiga desde hace años e incluso les eché una mano (más testimonialmente que otra cosa) con la vendimia del año 2005. Otro motivo más para que me sepan mejor sus vinos… 😉

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