Para colmo el broche final de los últimos días del año no ha podido ser más desesperanzador. Por un lado el nuevo atentado de ETA en Barajas rompe con las esperanzas y las ilusiones que muchos teníamos puestos en el proceso abierto aquel 22 de marzo que ahora aparece tan lejano. Por otro lado, el ajusticiamiento en la horca de Sadam Hussein abre otra brecha más en un conflicto que sólo puede ir a peor y que deja en evidencia una vez más la hipócresía de la justicia en este mundo. Hussein no era ninguna hermanita de la caridad pero ¿acaso merecía un castigo menor que quienes le facilitaron las armas con las que cometió sus horribles crímenes cuando aun era útil para los propósitos de occidente conteniendo a talibanes agfanos, integristas iranies o a la creciente influencia comunista en el propio Irak?
Esperemos que este 2007 se presente mejor no sólo para cada uno de nosotros individualmente sino para la gran mayoría de los habitantes de este planeta.