- 500 grs. de garbanzos.
- 500 grs. de lomos de bacalao.
- 1 cabeza de ajo.
- 1 cebolla.
- 2 pimientos verdes.
- 1 tomate maduro.
- 1 zanahoria
- un par de hojas de laurel.
- 1 apio.
- 1 cucharadita de pimentón dulce.
- un poco de perejil fresco.
- unas briznas de azafrán.
- 2 clavos
- una pizca de comino.
- agua, sal y aceite de oliva.
El bacalao se desala durante unas 24 horas cambiándolo de agua unas tres o cuatro veces a lo largo del día. Los garbanzos se dejan también en agua con un poco de sal la noche antes de hacer el guiso. Hay quien dice que es mejor remojar los garbanzos en el mismo recipiente que el bacalao y que así van cogiendo sabor pero, de hacerlo así, que sea en un recipiente con suficiente capacidad como para que cuando los garbanzos empiecen a hincharse no se queden sin agua.
En una olla exprés echamos los garbanzos, la cabeza de ajos entera, la cebolla, el tomate, el apio, la zanahoria y los pimientos cortados a trozos, las hojas de laurel y un chorrito de aceite de oliva. Cuando arranca a hervir tapamos la olla y dejamos cocer durante unos 20 minutos. Luego incorporamos los clavos, el comino, el pimentón dulce, el azafrán desleido en un poco de agua y el bacalao. A partir de este momento hemos de tener cuidado con no desbaratar los lomos de bacalao (aunque hay quien lo prefiere desmigado). Cocemos, ahora a olla abierta, durante otros 20 minutos aproximadamente y probamos el guiso antes de ajustar la sal sin extrañarnos demasiado si ni siquiera es necesario echarle. Después de unos cinco minutos más (o un poco más si vemos que los garbanzos no están aun a nuestro gusto), echamos el perejil fresco bien picado y retiramos el guiso del fuego para dejarlo reposar.