- Una cinta de lomo de cerdo de, aproximadamente, 1 kg. (para unas seis personas).
- 2 cebollas.
- 6 dientes de ajo.
- 2 zanahorias.
- Un par de hojas de laurel.
- Un vaso grande de vino blanco.
- Algo de ron, whisky o coñac.
- Aceite de oliva, pimienta negra en grano, sal y agua.
Se pelan y se cortan en trozos la cebolla, los ajos y la zanahoria. Junto con la cinta de lomo (en un sólo trozo), un poco de sal, unos granos de pimienta negra, las hojas de laurel y un buen chorro de aceite de oliva, se guisa a fuego muy lento y volteando de vez en cuando la cinta. Cuando está bien doradita echamos el vino blanco, la misma cantidad de agua, un chorreón de ron, whisky o coñac al gusto y, sin subir el fuego, dejamos reducir la salsa mientras que seguimos volteando la cinta a intervalos. Finalmente la cinta ha de quedar bien tostada por el exterior y jugosa en su interior. Si dudamos en algún momento si está ya a punto podemos cortarla por la mitad ya al final de la cocción para ver como va la cosa.
Una vez que hemos terminado de guisarla retiramos la cinta, la dejamos enfriar y luego la cortamos en rodajas tan finas como nuestra habilidad y el cuchillo que usemos nos permita. Para preparar la salsa retiramos las hojas de laurel, añadimos las virutillas de carne que se han desprendido al cortar la cinta y lo pasamos todo por el chino con el tamiz mas ancho de que dispongamos.
Como veis el guiso es bien sencillo pero lleva su tiempo: la cocción es lenta y luego tenemos que esperar que la carne se enfríe para cortarla y servirla así que hay que prepararlo con bastante tiempo o incluso el día de antes. El plato se sirve con la carne fría cortada en rodajas por un lado y la salsa vuelta a calentar a fuego lento (y añadiendo un poco de agua si ha espesado demasiado) por otro para que cada comensal se sirva a su gusto.