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Berlín

Con un poco de retraso, pero aquí tenéis algunas fotos de esa semanita que hemos pasado en Berlín a finales de agosto a ver si, los que no la conozcáis, os animáis a pasar unos días por allí. A nosotros nos ha gustado mucho.

Una semana no es nada para dictar juicio sobre una ciudad como esta pero, contando con ello, la nota que me apetece darle es bastante alta. El tráfico en Berlín es tranquilo y nada agresivo. Existen carriles bicis por todos lados (de los de verdad que te llevan a los sitios y no meramente deportivos como los de Madrid) y, sin llegar al nivel de Bruselas, hay mucha gente que usa la bici en sus desplazamientos cotidianos. Me gustó también que sea una ciudad sin miedos (vi poquísimos pisos bajos con rejas en las ventanas), que confía en su gente (los metros no tienen tornos de entrada ni vigilantes y los billetes se validan en el mismo anden), con poca o ninguna presencia policial salvo en edificios institucionales y muy, muy barata (hay muchísima oferta de comida rápida japonesa o turca por apenas tres o cuatro euros). En el lado más negativo, me pareció ver que había una parte de la población (¿tal vez procedente del antiguo lado soviético de Alemania?) cuya situación no correspondía con la capital de uno de los países más ricos del mundo: hacía años que no veía a tanta gente rebuscando en los contenedores de basura o «trapicheando» (por ejemplo revendiendo abonos de metro que pedían a los visitantes en el aeropuerto) en un país europeo. Estéticamente es una ciudad moderna. Queda muy poca «piedra vieja» que ver y, por el contrario, existen decenas de magníficos edificios vanguardistas de arquitectos de estos que salen en los dominicales de los periódicos. Los nucleos de los movimientos «contra-culturales» que visitamos parecían más un parque temático que otra cosa (normal, si vienen hasta anunciados en las guías de turismo) pero en el extrarradio, cuando hacíamos desplazamientos en tren, si que me pareció ver bastantes naves industriales «okupadas». Me quedé con las ganas de asomarme por alguna a ver si aquello era más real.

Lo dicho: animaos que merece la pena.

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