Si hay un hecho histórico que marca el descenso a los infiernos de los Estados Unidos ese es, sin duda, la guerra de Vietnam. Un conflicto justificado sólamente por sus eternas paranoias para detener la expansión de las ideas comunistas y del que, aun hoy, se sufren las consecuencias debido sobre todo a la utilización del llamado agente naranja, un herbicida contaminado con productos cancerígenos que provoca terribles malformaciones a los descendientes (hasta la cuarta generación, por el momento) de quienes estuvieron expuestos y cuyos efectos siguen activos debido a la alta contaminación provocada en cauces de agua y tierras de cultivo. El documental retransmitido hace unos días en el programa En Portada (que puede recuperarse gracias al excelente servicio a la carta de rtve) hace un amplio y terrible resumen de la situación que allí se vive:
Sorprende especialmente la falta de responsabilidad mostrada por los estadounidenses hacía una situación de la que son los únicos responsables: Obama promete 100 millones de dolares de ayuda a Haiti y su país se gasta 20 millones de dólares al año en tratar de recuperar los restos de los militares fallecidos en Vietnam, pero sólo ha compensado económicamente a los vietnamitas con 6 millones de dólares (3 en 2007 y otros tantos en el 2009) y sus tribunales niegan continuamente la responsabilidad de las empresas químicas que fabricaron el agente naranja.
Y luego aún se preguntan que por qué no nos gustan los yankees…