Mr. Nobody (2009), con el permiso de lo del señor Goldman, es lo mejor que he visto este mes y, posiblemente, en lo que va de año. Tiene mucho de «Amelie» y de «Eternal Sunshine of the spotless mind», algo de «los amantes del circulo polar» y, casi todo el rato, estética de anuncio de IKEA. Pero la historia es atrevida y optimista y lo que cuenta original e impactante. Yo he ido a verla dos veces a sala y al precio que está el cine ya ni me acuerdo de cuando fue la última vez que hice algo así… Así que no sean bobos y no se la pierdan que ya saben que estas cintas pasan sin pena ni gloria y no llegan ni al videoclub a menos que alguien se equivoque, le den un oscar y la reestrenen con fanfarrias y tamboriles la primavera que viene.
Lo del señor Goldman que os decía es Dos hombres y un destino (Butch Cassidy and the Sundance Kid, 1969) que he vuelto a ver (y a disfrutar) por enésima vez. Había escuchado por ahí en algún sitio que la historia escondía una posible relación homosexual entre Butch y Sundance pero he de decir que al menos yo no la veo por ningún lado. Si alguien tiene pistas de ello me las cuente, please.
El erizo (the hedgehog, 2009) es una historia entretenida y con personajes muy bien definidos. Me encanta el papel de Paloma, la niña, y me parece absolutamente increible la relación entre el vecino japonés guapetón y rico y la portera (que por muy cultivada que esté no deja de tener aspecto de portera y una frase de Tolstoi no hace milagros), pero la película es amena y está bien contada. Aunque me lo han recomendado no he leído el libro porque me niego a pagar 15 euros por 300 páginas en tapa blanda por mucho que use dos grafías diferentes en la composición (que para robarnos ya están los bancos y estas cosas ya no hay que componerlas a mano, joder) así que no puedo hacer comparaciones.
Gracias por fumar (2005) es una ácida y divertida comedia acerca del clima de prohibicionismo imperante en el occidente que nos ha tocado vivir. Hay que verla.
Algunos hombres buenos (1992) es de esas películas que puedes ver una y otra vez los sábados a mediodía sin aburrirte pero también sin encontrarle nada que te impida cerrar los ojos a ratos y luego seguir la trama sin temor a perderte nada. En ese aspecto cumple una función social inestimable. Push (2009) es un intento fallido de hacer una peli de mutantes con un planteamiento que a ratos (pocos) es interesante. y el jefe de todo esto (2006) es lo que menos me ha gustado de Lars von Trier. Se ve que a este hombre la comedia no le va.
En la categoría de grandes decepciones de este mes tenemos a las dos primeras pelis de la trilogía Millenium (los hombres que no amaban a las mujeres y la chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, ambas de 2009). Puedo entender (aunque sólo en parte) que los suecos quieran aprovechar el tirón de los libros (que tampoco comprendo del todo) y se lancen a hacer pelis como si fuesen rosquillas, pero creo que los amantes de la serie negra no nos merecemos este trato, la verdad. La clave de este tipo de cosas me la dió una conversación que escuché estas navidades. Una señora le decía a su hija frente a una estantería de la FNAC: «los quiero los tres», señalando la trilogía de Millenium. No pude evitarlo y le pregunté que si se había leído alguno y, al responderme que no, le dije que si no era mejor leerse el primero antes de comprar los otros dos. «Se que me van a gustar», dijo muy convencida. Y eso que difícilmente ha podido leer antes ninguna otra cosa de Larsson. Pues eso.
Y el premio al pestiño del mes se lo lleva Siete almas (2008). Empalagosa, predecible y gracias a su «esforzada» interpretación Will Smith entra por derecho propio en ese nutrido panteón hollywoodense de los-que-siempre-ponen-la-misma-cara-para-todo-hagan-lo-que-hagan. Si no fuese porque Rosario Dawson es absolutamente sexy por cualquier lado que se la mire no habría aguantado más de siete minutos de película