Tras el lanzamiento de Fedora 14 he decidido volver a trabajar con una distribución compilada para procesadores de 64 bits. Hace un par de años lo desestimé porque los binarios de este tipo eran aún infrecuentes y había que pasarse media vida compilando. Y, por supuesto, olvidarse de las aplicaciones sin código disponible. En estas dos semanas me ha quedado claro que el panorama ha cambiado radicalmente y hoy el único ejecutable que aún no tengo disponible es el de Skype. Y apenas he tenido que tocar el gcc.
Uno de los binarios indispensables y que no se ofrece en los repositorios oficiales es el plugin de flash. Para instalarlo en Fedora (de forma nativa y sin usar el nspluginwrapper) tenemos dos alternativas:
1. Descargar la versión beta del plugin directamente de Adobe. Sólo tenemos que descomprimirlo y copiar la librería al directorio /usr/lib64/mozilla/plugins/
. El problema de este método es que quedamos fuera de cualquier programa de actualizaciones y tendremos que estar pendiente de hacer estas por nosotros mismos.
2. Y mucho más recomendable: usar el repositorio que un miembro de la comunidad de Fedora mantiene. Para ello basta con crear un archivo llamado, por ejemplo, flash.repo
dentro del directorio /etc/yum.repos.d
y copiar en él lo siguiente:
[flash]
name=flash
baseurl=http://dl.dropbox.com/u/6907158
/flashplayer.x86_64enabled=1
gpgcheck=1
gpgkey=file:///etc/pki/rpm-gpg/RPM-GPG-KEY-leigh123linux
A continuación instalamos el paquete como hacíamos habitualmente hasta ahora (yum install flash-plugin
) y listo.
NOTA: Si, como yo, alternas entre firefox y minefield, tendrás que hacer un enlace al directorio de plugins (/usr/lib64/mozilla/plugins) dentro del árbol de directorio donde hayas desempaquetado minefield para que el plugin esté disponible para este.
Me sorprendió mucho cuando sacaron una nueva versión del plugin Flash para Linux 64 bits, aunque fuese beta: hace unos meses que descartaron la otra beta de 64 bits que tenían y supuse que ya abandonarían del todo el desarrollo, aunque dijesen que no.
Los linuxeros somos ciudadanos de segunda categoría y hoy en día las empresas de software cerrado siguen marginando a los usuarios de 64 bits sólo ofreciendo productos para 32 bits, pese a que cada vez hay más uso de los 64 bits en Linux (yo ya llevo 3 años usándolos en distintas máquinas).
No cantes victoria con Flash: las versiones de 64 bits para Linux son siempre betas y además, como los ojos del Guadiana.