La receta de esta semana es la de uno de los guisos más consitentes y deliciosos que conozco dentro de lo que podríamos llamar «cocina de cuchara». Totalmente distinto en el fondo y las formas al popular cocido madrileño pero con caracter y fundamento para competir con él de igual a igual. Y mucho más sencillo de preparar. Eso si: es muy recomendable como comida de viernes o sábado porque la siesta posterior es casi obligada
500 grs. de garbanzos
250 grs. (aprox.) de carne de ternera para guiso
1 trozo de tocino fresco
chorizo
morcilla
1 cabeza de ajo
150 grs. de judias verdes
150 grs. de guisantes
1 trozo de calabaza
pimentón dulce
sal
aceite
Los garbanzos, como de costumbre, hay que dejarlos en remojo la noche antes de preparar el guiso con abundante agua y una pizca de sal. Voy a contaros como se prepara la receta ajustando los tiempos con olla expres, pero quien quiera hacerlo con olla rápida o, como nuestras abuelas, a fuego lento, no debería de tener ningún problema siempre y cuando ajuste adecuadamente los tiempos. Para comenzar a preparar el guiso se echan a la olla los garbanzos (escurridos del agua en el que han pasado la noche), 1 cucharada de pimentón dulce, la carne, el tocino, la cabeza de ajo y un chorrito de aceite. Se cubre todo generosamente con agua y se pone a fuego medio. Mientras que esperamos que hierva vamos quitando la espuma de grasa que sube a la superficie con una espumadera. Una vez comienza a hervir se tapa la olla y se mantiene así durante unos 20 o 25 minutos. Abrimos la olla (con cuidado ‘hackers’ del mundo, que esto es más peligroso que un netcat en malas manos) y se echan las judias verdes (cortadas al gusto), los guisantes, la calabaza el chorizo y la morcilla. Se tira la cabeza de ajo, se ajusta de sal y se vuelve a cerrar la olla durante otros 15 o 20 minutos. Y listo ¿fácil eh? Además, congela muy bien, así que podeis abusar en las cantidades para congelar algunos platos y, como casi todos los guisos, está incluso más bueno si se guisa el día antes de comerlo…
Y por cierto y a raíz de esto último, a ver si alguien es capaz de aclararme esta anécdota. Alguien me contó una vez que el origen de tanto puchero en la comida tradicional española tiene un origen religioso: por lo visto la gente cocinaba los pucheros la vispera de ciertos días en los que, según la religión, no estaba permitido encender lumbre y las ollas se envolvían en paños una vez hecho el guiso para que conservaran el calor de un día para otro y poder comer caliente ¿me puede ampliar alguien la historia y confirmarme si es cierta? ¡Gracias!