García es un tío muy normal pero no se resigna ante el sistema ni le atemoriza una de sus armas más temibles la burocracia. Así, es capaz de enfrentarse a su compañía telefónica y, después de intentarlo por todos los demás medios a su alcance, reclamarle por vía judicial la devolución de un redondeo injusto que le costó 28 céntimos en una de sus facturas. La pequeña gesta de García y lo insignificante de su reclamación le granjea la incomprensión de una sociedad acostumbrada a tolerar estoicamente toda clase de abusos por parte de los grandes poderes pero, por otro lado, alrededor suya se va formando un extraño grupo de personajes que le toman como ejemplo para tratar de resolver sus propios problemas: un viudo cuya hija padece anorexia y que se estrella una y otra vez con la deficiente atención del sistema sanitario, una chica cuyo piso está en ruinas y se encuentra perdida en una maraña de constructoras y compañías de seguros, un pobre desquiciado que quiere apostatar para tratar de librarse del mal que su represiva educación católica le ha causado…