Me voy de vacaciones. Por fin. Y se que no está bien reconocerlo en ciertos entornos pero yo no soy de los que están enganchados a esto. Que nadie me malinterprete: me gusta mucho mi trabajo y me encantan los ordenadores y todo lo que les rodea, pero no los necesito para ser feliz. Me marcho a las montañas. A Pirineos. A sitios donde ni siquiera hay cobertura de móvil, mucho menos wi-fi ni nada similar. Y seguro que podría buscar algún sitio desde dónde escribir unas líneas pero, la verdad, ni lo quiero ni lo necesito. Voy a concentrarme en disfrutar de otras cosas que me gustan tanto o más que esto: atardeceres tranquilos leyendo un libro (con hojas de papel de esas que algunos se empeñan en pronosticar que pronto desapareceran), paseos por la montaña, setas a la plancha en mi pequeño hornillo de gas, noches al aire libre en la tienda de campaña… ¿De verdad que no os apetece algo así al menos una vez al año? Bueno, a los que no os convenza esperad a ver las fotos a mi vuelta…
Pásenlo bien, disfruten y, si pasan por aquí, traten de no desordenar mucho las cosas.