Elige una distribución que lance una o dos actualizaciones anuales y con una amplia comunidad de usuarios y documentación preferiblemente en un idioma en el que te sientas cómodo. Open Suse, Mandriva, Fedora, Ubuntu o Kubuntu son todas buenas opciones para empezar. En Genbeta acaban de publicar una comparativa del estado de estas distribuciones. ?chales un vistazo y ve eligiendo.
¿Es compatible con Linux el hardware que estás usando? En un equipo de sobremesa ya rara vez tendrás problemas con esto salvo que uses algo muy raro o muy nuevo. En un portátil es más habitual que tengas algún problema, sobre todo con el soporte wifi, con el acpi (las extensiones que usa tu portátil para el ahorro de energÃa) o con las teclas rápidas para cambiar el brillo de la pantalla, modificar el volumen de los altavoces, etc. Lo primero se soluciona, si no hay más remedio, con unos 20 euros y un stick usb o una tarjeta pcmcia compatible. Sergio Hernando hizo una pequeña relación de sticks usb compatibles hace unos meses. El soporte acpi o lo de las teclas te resultará algo molesto pero no te impedirá evaluar el sistema y, si al final te habitúas, tú próximo portátil lo compraras teniendo esto en la cabeza. Si te vas a comprar un equipo nuevo no dudes en buscar a un verdadero profesional que entienda de esto y que te garantice esa compatibilidad. Un equipo con Linux ya preinstalado (cosa que, afortunadamente, empezamos a ver con más frecuencia) es otra buena opción.
Si partes de un ordenador sin sistema operativo instala antes windows y luego Linux: Microsoft no respeta las particiones de otros sistemas operativos y te deja sin acceso a ellos (lo cual te confirma el poco respeto que sienten hacÃa su competencia). Cualquier distribución de Linux te creará un acceso en el menú de arranque para que puedas seguir usando tu anterior instalación de windows mientras lo creas oportuno.
Casi cualquier instalación de Linux (y todas las que te he recomendado en el primer punto) se hacen de forma gráfica y en casi cualquier idioma que domines asà que adelante y sin miedo. Sólo hay un momento que puede imponernos un poco de respeto y es el momento del particionado del disco. ¿Estás realmente seguro de haber hecho esa copia de seguridad, verdad?¡Entonces adelante, pero con cuidado!
Lo normal es que en el momento del particionado se nos ofrezcan, al menos, tres opciones: particionado usando todo el disco (¡ni tocarla si vamos a coexistir con una partición de windows!), particionado usando el espacio libre en el disco o particionado manual. Si no queremos complicarnos la vida elegiremos la segunda opción y punto. Si queremos hacerlo realmente bien lo mejor es que hagamos un particionado manual que nos permitirá sacar un poco más de partido a nuestra instalación y mejorará nuestra experiencia inicial. ¡Si tienes dudas en este punto pide ayuda antes de hacer nada irreparable!¿Te he preguntado ya si has hecho una copia de seguridad?
En un equipo con 2 GBytes de RAM y un disco de 120 GB un buen esquema de particionado para empezar puede ser el siguiente: 50 GB para windows, 25 GB para el raÃz de Linux (/), 25 GB para el /home, 15 GB para un directorio de datos común a windows y Linux y 4 GB para swap. Os explico esto un poco: separar la partición de home nos permitirá probar diferentes distribuciones de Linux sin perder nuestros datos y configuraciones y es algo muy recomendable no sólo en esta fase inicial de principiantes. El /home es, para que os hagáis una idea, como el Documents and Settings de windows. Tanto esta partición como la raÃz las formatearemos usando el sistema de archivos que use por defecto nuestra distribución (habitualmente ext3 o reiserfs). La unidad de 20 GB para intercambio de datos la formatearemos en modo fat32 y la montaremos, por ejemplo, en /mnt/datos. Gracias a ella podremos usar fácilmente documentos de trabajo desde ambos sistemas. La partición de swap es la que nuestro Linux usará, si lo precisa, como memoria virtual (windows usa para esto un fichero oculto en el raÃz de nuestro disco principal) y se suele dimensionar al doble de la cantidad de RAM que usemos (aunque hay gente que marca como inútil que exceda de 5 GB).
Un par de consejos para que no te pierdas nada más empezar: aquà para abrir un documento o ejecutar un programa no se hace doble click sino uno sólo y con el mismo botón izquierdo que en windows. El botón derecho (que abre un menú contextual) y la ruedecilla central del ratón tienen el mismo uso que en windows.
No tengas miedo en volver puntualmente a windows para hacer algo que necesitas urgentemente o que no encuentras como resolver en este momento. ¡Para eso le hemos dejado unos gigas de disco! Luego, cuando ya no sea urgente, trata de resolverlo con Linux para que la próxima vez no te coja desprevenido.
No te desanimes si tienes algún problema inicial. Piensa que, mientras que todos los fabricantes preparan sus dispositivos para que funcionen bien con windows, no siempre (aunque afortunadamente cada vez menos) tienen esto en cuenta para Linux y a menudo son programadores voluntarios los que tienen que investigar, muchas veces mediante ingenierÃa inversa, para que ese hardware funcione con Linux. Si a la primera hay algo que falla en tu equipo y no tienes tiempo ni conocimientos para pelearte con ello no te desanimes y busca ayuda o vuelve a intentarlo dentro de unos meses y con nuevas versiones de estas distribuciones. Pero, desde luego, no le eches ni cuenta a barbaridades como las que dice Doña Rosa. Conseguir hoy un escritorio Linux perfectamente funcional y mucho más productivo, cómodo, vistoso y barato que un windows es bien fácil y está al alcance de casi cualquiera.