- No soy absolutamente nada corporativista: no me siento ligado a nadie sólo por el hecho de que tenga la misma titulación que yo. Me siento identificado con la gente que desempeña sus funciones con profesionalidad y dentro de este sector conozco a tantas personas sin titulación de informática que hacen su trabajo fabulosamente bien, como a ingenieros en informática que parece que han conseguido su título descargándoselo por el emule.
- Tampoco creo en la excesiva regulación de competencias profesionales. Creo en un modelo en el que un determinado trabajo pueda desempeñarlo quién esté capacitado para ello y una titulación (al igual que una certificación, algo que en esta profesión gusta demasiado) no garantiza absolutamente nada y mucho menos a medida que transcurren años desde que la obtuviste. Esto puede que no sea tan evidente para quién aún esté en la facultad o lleve poco tiempo «en la calle», pero cualquiera que lleve más de 10 años en el mundo profesional puede dar fe de ello.
- No me siento para nada agraviado por el tratamiento que se le da a otras titulaciones. De hecho yo me matriculé en informática cuando era una Licenciatura, soy Licenciado en Informática y jamás opté a la convalidación de la titulación porque me siento más cercano en mis inquietudes y formación al pensamiento abstracto y científico que a la aplicación práctica de determinados conocimientos. No estoy en contra de las ingenierías, ojo, pero no fue lo que yo elegí estudiar y tampoco me hace gracia que, a veces, me traten como si fuese un ingeniero: ni lo soy ni he querido serlo nunca.
- Me desagradan profundamente los mensajes manipuladores que han lanzado los organizadores y promotores de la huelga: que la titulación de informática iba a desaparecer, que a quienes ya tuvieran el título o estuvieran en ello no les iba a servir para nada, que no podremos trabajar en Europa, la confusión que han tratado de crear mezclando atribuciones y competencias…
- No creo, en definitiva que la situación de los titulados en informática vaya a cambiar ni un ápice en el futuro tras el desarrollo de la nueva ley de universidades. Ni para bien, ni para mal.
Hay mucha gente por ahí que ha escrito sobre esto y en esta línea mucho mejor que yo. Os dejo aquí algunos enlaces para quién quiera leer algo más en este sentido: