Entradas patrocinadas

Entrada patrocinada
especiales A partir de ahora tal vez habrá, por primera vez en sus ocho años de existencia, alguna entrada patrocinada en este blog. Estarán lo suficientemente diferenciadas del resto con una línea de subtitulo como la que aparece aquí arriba, un icono y un estilo diferenciado. Como esta entrada, vaya. Todo transparente y sin engaños. (Esta, en realidad, no está patrocinada ¿Alguien ve un enlace en algún sitio, eh? 😉 )

Las motivaciones son dos. La primera el dinero, claro. La publicidad en los blogs está cada vez peor. Sobre todo la no intrusiva (básicamente enlaces laterales que es lo que siempre ha habido por por aquí) y, aunque os parezca increíble, las ofertas por publicar entradas patrocinadas para un «blog de medio pelo» como este superan en importe a lo que muchos medios nacionales le pagan a un colaborador por una pieza pequeña. No necesito la publicidad del blog para vivir, la verdad, pero me he mal acostumbrado a que sufrague el coste de su mantenimiento (dominios, hosting…) y a que me permita algún que otro capricho que algunas veces comparto por aquí con vosotros (chismes, ordenadores, cámaras…) y otras veces disfruto con mi esposa y mi pequeño para compensarles por el tiempo que esta dedicación me sustrae.

Lo segundo que me ha llamado la atención en la oferta que me han hecho es que no se trataba de hablar bien (o mal) de un producto que ni siquiera conozco (es decir, de engañar a los lectores), sino de engañar a Google para posicionar determinadas búsquedas. Eso que tradicionalmente se llama SEO y que a mi siempre me ha parecido un poco de prestidigitación y algo de charlatanería. Engañar a Google, una empresa cada vez más dictatorial con sus normas e imposiciones me parece hasta sano, para que negarlo. Además, me resulta divertido. Mientras me hacían la primera propuesta me he acordado de un viejo juego que practicaban dos amigos periodistas que trabajaban en medios diferentes y que luego acabaron casándose. El juego consistía en que cada día elegían una palabra antes de saber que les tocaría escribir al día siguiente. Luego, escribieran lo que escribieran, tenían que insertar esa palabra en el texto de forma coherente. Estoy hablando de mediados de los 90 cuando Internet era casi inexistente en nuestro país y Larry y Sergey aún se preocupaban más por sus espinillas que por nuestros datos. Tal vez estos dos amigos míos, sin saberlo, inventaron el SEO.

Imagino que, como siempre, habrá a quién le parezca mal, habrá quién lo vea bien, y quién lo verá mal hasta que lo invite a una cena con los primeros pagos y a partir del momento lo empezará a ver bien de nuevo. Ya nos contamos… 😉

1 comentario

  1. Hola, recien he visto tu entrada y me parece muy interesante, espero que tengas tiempo de explicarme mas a detalle como es eso de engañar a Google con las entradas patrocinadas. Realmente me interesa
    Gracias y muy buen dia

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