Quienes , como yo, consideren que la cocina tiene mucho de algorítmica estarán de acuerdo conmigo en que si hay una familia de recetas cuyo éxito depende casi en exclusiva de la cuidadosa elección de ingredientes y cantidades y la meticulosa aplicación de un método esa es la de los arroces. Un primo político de mi mujer prepara la paella usando un nivel y midiendo la distancia exacta entre el origen del fuego y la base de la paella. Qué nadie se preocupe por mi que yo no llego a tales extremos (él es ingeniero y valenciano ¿se explica así?) pero casi…
- 750 grs. de arroz (125 grs. por persona).
- Dos veces y media de agua del volumen ocupado por el arroz (aproximadamente dos litros y medio en este caso).
- Medio pimiento rojo y uno o dos pimientos verdes.
- Cuatro dientes de ajo.
- Un par de tomates medianos y bien maduros.
- Medio kilo de choco.
- Medio kilo de mejillones y otro medio de chirlas.
- Medio kilo de gambas arroceras.
- Azafrán.
- Sal y aceite de oliva.
Se dice que un arroz es ciego cuando se puede comer con los ojos cerrados sin tener en ningún momento que llevarse las manos a la boca, es decir, que absolutamente todo lo que va a la paella debe de ser comestible: sin cáscaras, ni huesos, ni espinas, ni nada que se le parezca. Interesante para los niños y para los comodones ¿verdad? Pues, sin más, empezamos.
Las gambas se pelan y se echan cabezas y cáscaras a una olla donde se machacan un poco (con una cuchara o el manubrio de un mortero) y se cuecen hasta que hiervan en agua suficiente como para luego disponer de algo más de las dos medidas y media que necesitamos para el arroz. Aparte se abren al vapor y por separado los mejillones y las chirlas estando pendientes para sacarlos/as de la cazuela de una en una a medida que se van abriendo para evitar que se resequen y que estén bien jugosos. Una vez que se han enfriado ligeramente se separan completamente de sus conchas y se reservan junto con las gambas peladas.
Se pican los pimientos verdes, el rojo y los dientes de ajo y se sofríen en la paella generosamente regados con un buen aceite de oliva. A continuación se echa el choco cortado en anillas, añadimos un poco de sal y volteamos unos minutos hasta que esté bien dorado. Añadimos los tomates cortados (y pelados si somos muy delicados y no nos gusta encontrarnos luego con restos de piel) y damos a todo un par de vueltas.
Momento crítico y fuente de controversias: ¿echamos el arroz antes o después del agua? Os cuento y razono como yo lo hago. El arroz debe de ser, probablemente, uno de los alimentos más insípidos del mundo y los primeros minutos de cocción son fundamentales porque será en ese momento cuando tomará el sabor de lo que tenga alrededor. Cuando hago arroces con carne de cerdo yo prefiero echar el grano antes que el agua para que absorba bien el sabor de la grasa que ha soltado la carne y, después de unos minutos, añado el agua bien caliente. En este caso como lo que nos interesa es que el arroz se impregne bien del sabor que la cocción de las cabezas de gambas han dejado en el agua es conveniente hacerlo al revés: echamos el agua en la paella, esperamos a que vuelva a hervir y a continuación echamos el arroz. Para los arroces mixtos (con carne y pescado) o con mucha verdura como la paella clásica preguntadle a mi primo el ingeniero o a juantomás que tiene fama de hacerla muy bien. En este momento yo suelo echar dos medidas de agua y reservo la otra media. Ahora os cuento por qué. Y miramos el reloj: el tiempo total de cocción del arroz será, de forma casi exacta, de 15 minutos a partir de este momento.
La media medida de agua que resta la uso para desleer bien el azafrán y que el arroz quede bien coloreado. Machaco bien las hebras de azafrán en el mortero añadiendo un poco de agua y luego lleno el mortero de agua (siempre de la misma que hemos usado para cocer las cabezas de gambas), remuevo bien con una cucharilla y lo vierto sobre una jarrita de medir donde añado aún más agua hasta completar la media medida que nos falta. Vuelvo a removerlo todo bien y, a los cinco minutos de haber echado el arroz, la añado a la paella.
En los últimos minutos de cocción añadimos las gambas, los mejillones y las almejas tratando de distribuirlas de forme uniforme en la paella. A los 15 minutos de haber echado el arroz el agua debe de haberse consumido casi por completo y el arroz debe de estar en su punto. Apagamos el fuego, dejamos reposar un par de minutos («El arroz mal guisado y bien reposado», dice el dicho) y listo para servir.
Un último consejo: seamos calculadores pero no nos quedemos sin comer o con un arroz medio quemado. Puede que no ajustemos bien el fuego, o que el arroz esté más duro de lo normal, o que se yo… así que no hay que tomarse esto (¡ni nada!) como un dogma incontestable. Observad de cerca la cocción, añadid un poco de agua si veis que os habéis quedado cortos, probad el arroz ante de apagar el fuego por si aún está duro, o escaso de sal, o… Vamos, que estéis un poco pendientes y pongáis algo de vuestra parte si es menester 😉
Fabuloso el arroz ciego perochoco o calamar
que es lo mas rico que hay y que no hay mas rico que eso se los recomiendo
Queru: casi que si. Y ya ves que es una duda común 🙂 .
El choco debe de ser un primo tan cercano a la sepia que posiblemente la mitad de las veces estemos comprando una u otra cosa sin más distinción que lo que quiera decirnos el pescadero o como lo denominen comúnmente allá donde estemos. En mi tierra y alrededores (Sevilla, Huelva y Cádiz) suele ser más popular llamarlo choco que sepia.
Hola. ¿Un choco es una sepia? Lo busco en el diccionario pero me dice que es una «jibia», un molusco cefalópodo.
Nunca he oído hablar de tal bicho, pero bueno yo soy de secano.
Ufff… hay otro sistema… ¡perder el miedo!
Ni medidas exactas ni demás zarandajas, haces dos o tres y le coges el punto… (eso sí, a ser posible, esas dos o tres guiado por alguien ‘con mano’).
En cuanto a tu ‘arroz ciego’ puedes añadir que por aquí (Valencia) suele llamársele, ‘arroz del señoret’ (la traducción es tan evidente que da vergüenza)… total, que se bautiza así porque ‘los señoritos’ no tienen que mancharse los dedos pelando gambas… eso ya lo ha hecho ‘el propio’ de la cocina…
Como bien dices lo que tienen mis paellas es buena fama y les pongo «mucho cariño». Ya sabes que esto de cocinar bien es algo que en el 99% de los casos, y como en el software libre, se hace para los demás y nos gusta hacer así desinteresadamente 😉
Me he anotado algunas cosas de tu receta para que no solo sea buena fama y no siempre otros carden la lana 😉
Tu madre debe de ser una buena cocinera Carmen. Mi madre hace lo mismo y yo la imito. Con unos pocos minutillos y símplemente desparramándolas por arriba del guiso, para que no se entierren en el arroz y reciban demasiado calor, tienen de sobra para ponerse sonrosaditas.
Qué receta más estupenda. Y eso de que sea todo comestible… un diez!!!! Mi madre deja las gambas y las almejas para el final porque demasiado cocidas no aportan nada… no sé si servirá de consejo pero a ella le sale todo estupendo. Es que es mi madre. Y una cocinera genial.
Que buena pinta… esta receta me la apunto para hacerla el fin de semana… que hambre me ha entrado de repente…